Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Hechos 9:3-14 Nueva Traducción Viviente (NTV)

3. Al acercarse a Damasco para cumplir esa misión, una luz del cielo de repente brilló alrededor de él.

4. Saulo cayó al suelo y oyó una voz que le decía:—¡Saulo, Saulo! ¿Por qué me persigues?

5. —¿Quién eres, señor? —preguntó Saulo.—Yo soy Jesús, ¡a quien tú persigues! —contestó la voz—.

6. Ahora levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer.

7. Los hombres que estaban con Saulo se quedaron mudos, porque oían el sonido de una voz, ¡pero no veían a nadie!

8. Saulo se levantó del suelo, pero cuando abrió los ojos, estaba ciego. Entonces sus acompañantes lo llevaron de la mano hasta Damasco.

9. Permaneció allí, ciego, durante tres días sin comer ni beber.

10. Ahora bien, había un creyente en Damasco llamado Ananías. El Señor le habló en una visión, lo llamó:—¡Ananías!—¡Sí, Señor! —respondió.

11. El Señor le dijo:—Ve a la calle llamada Derecha, a la casa de Judas. Cuando llegues, pregunta por un hombre de Tarso que se llama Saulo. En este momento, él está orando.

12. Le he mostrado en visión a un hombre llamado Ananías que entra y pone las manos sobre él para que recobre la vista.

13. —¡Pero Señor! —exclamó Ananías—, ¡he oído a mucha gente hablar de las cosas terribles que ese hombre les ha hecho a los creyentes de Jerusalén!

14. Además, tiene la autorización de los sacerdotes principales para arrestar a todos los que invocan tu nombre.

Leer capítulo completo Hechos 9