28. y ahora venía de regreso. Sentado en su carruaje, leía en voz alta el libro del profeta Isaías.
29. El Espíritu Santo le dijo a Felipe: «Acércate y camina junto al carruaje».
30. Felipe se acercó corriendo y oyó que el hombre leía al profeta Isaías. Felipe le preguntó:—¿Entiendes lo que estás leyendo?
31. El hombre contestó:—¿Y cómo puedo entenderlo, a menos que alguien me explique?Y le rogó a Felipe que subiera al carruaje y se sentara junto a él.
32. El pasaje de la Escritura que leía era el siguiente:«Como oveja fue llevado al matadero.Y, como cordero en silencio ante sus trasquiladores,no abrió su boca.
33. Fue humillado y no le hicieron justicia.¿Quién puede hablar de sus descendientes?Pues su vida fue quitada de la tierra».
34. El eunuco le preguntó a Felipe: «Dime, ¿hablaba el profeta acerca de sí mismo o de alguien más?».
35. Entonces, comenzando con esa misma porción de la Escritura, Felipe le habló de la Buena Noticia acerca de Jesús.
36. Mientras iban juntos, llegaron a un lugar donde había agua, y el eunuco dijo: «¡Mira, allí hay agua! ¿Qué impide que yo sea bautizado?».
38. Ordenó que detuvieran el carruaje, descendieron al agua, y Felipe lo bautizó.
39. Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El eunuco nunca más volvió a verlo, pero siguió su camino con mucha alegría.