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Hechos 8:25-40 Nueva Traducción Viviente (NTV)

25. Después de dar testimonio y predicar la palabra del Señor en Samaria, Pedro y Juan regresaron a Jerusalén. Por el camino, se detuvieron en muchas aldeas samaritanas para predicar la Buena Noticia.

26. En cuanto a Felipe, un ángel del Señor le dijo: «Ve al sur por el camino del desierto que va de Jerusalén a Gaza».

27. Entonces él emprendió su viaje y se encontró con el tesorero de Etiopía, un eunuco de mucha autoridad bajo el mando de Candace, la reina de Etiopía. El eunuco había ido a Jerusalén a adorar

28. y ahora venía de regreso. Sentado en su carruaje, leía en voz alta el libro del profeta Isaías.

29. El Espíritu Santo le dijo a Felipe: «Acércate y camina junto al carruaje».

30. Felipe se acercó corriendo y oyó que el hombre leía al profeta Isaías. Felipe le preguntó:—¿Entiendes lo que estás leyendo?

31. El hombre contestó:—¿Y cómo puedo entenderlo, a menos que alguien me explique?Y le rogó a Felipe que subiera al carruaje y se sentara junto a él.

32. El pasaje de la Escritura que leía era el siguiente:«Como oveja fue llevado al matadero.Y, como cordero en silencio ante sus trasquiladores,no abrió su boca.

33. Fue humillado y no le hicieron justicia.¿Quién puede hablar de sus descendientes?Pues su vida fue quitada de la tierra».

34. El eunuco le preguntó a Felipe: «Dime, ¿hablaba el profeta acerca de sí mismo o de alguien más?».

35. Entonces, comenzando con esa misma porción de la Escritura, Felipe le habló de la Buena Noticia acerca de Jesús.

36. Mientras iban juntos, llegaron a un lugar donde había agua, y el eunuco dijo: «¡Mira, allí hay agua! ¿Qué impide que yo sea bautizado?».

38. Ordenó que detuvieran el carruaje, descendieron al agua, y Felipe lo bautizó.

39. Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El eunuco nunca más volvió a verlo, pero siguió su camino con mucha alegría.

40. Entre tanto, Felipe se encontró más al norte, en la ciudad de Azoto. Predicó la Buena Noticia allí y en cada pueblo a lo largo del camino, hasta que llegó a Cesarea.

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