24. —¡Oren al Señor por mí! —exclamó Simón—. ¡Que no me sucedan estas cosas terribles que has dicho!
25. Después de dar testimonio y predicar la palabra del Señor en Samaria, Pedro y Juan regresaron a Jerusalén. Por el camino, se detuvieron en muchas aldeas samaritanas para predicar la Buena Noticia.
26. En cuanto a Felipe, un ángel del Señor le dijo: «Ve al sur por el camino del desierto que va de Jerusalén a Gaza».
27. Entonces él emprendió su viaje y se encontró con el tesorero de Etiopía, un eunuco de mucha autoridad bajo el mando de Candace, la reina de Etiopía. El eunuco había ido a Jerusalén a adorar
28. y ahora venía de regreso. Sentado en su carruaje, leía en voz alta el libro del profeta Isaías.
29. El Espíritu Santo le dijo a Felipe: «Acércate y camina junto al carruaje».
30. Felipe se acercó corriendo y oyó que el hombre leía al profeta Isaías. Felipe le preguntó:—¿Entiendes lo que estás leyendo?
31. El hombre contestó:—¿Y cómo puedo entenderlo, a menos que alguien me explique?Y le rogó a Felipe que subiera al carruaje y se sentara junto a él.
32. El pasaje de la Escritura que leía era el siguiente:«Como oveja fue llevado al matadero.Y, como cordero en silencio ante sus trasquiladores,no abrió su boca.
33. Fue humillado y no le hicieron justicia.¿Quién puede hablar de sus descendientes?Pues su vida fue quitada de la tierra».