10. Balaam le dijo a Dios:—Balac, hijo de Zipor, rey de Moab, me envió este mensaje:
11. “Mira, una inmensa multitud que cubre la faz de la tierra ha llegado de Egipto. Ven y maldíceme a este pueblo. De esa manera quizás podré hacerles frente y expulsarlos de esta tierra”.
12. Pero Dios le dijo a Balaam:—No vayas con ellos ni maldigas a este pueblo, ¡porque es bendito!
13. A la mañana siguiente, Balaam se levantó y les dijo a los funcionarios de Balac: «¡Regresen a casa! El Señor no me dejará ir con ustedes».
14. Entonces los oficiales moabitas regresaron al rey Balac y le informaron: «Balaam se negó a venir con nosotros».
15. Así que Balac intentó de nuevo. Esta vez envió a un mayor número de funcionarios, aún más distinguidos que los que envió la primera vez.
16. Llegaron donde estaba Balaam y le transmitieron el siguiente mensaje:«Esto dice Balac, hijo de Zipor: “Por favor, no permitas que nada te impida venir a ayudarme.
17. Te pagaré muy bien y haré todo lo que me pidas. ¡Solamente ven y maldíceme a este pueblo!”».
18. Entonces Balaam les respondió a los mensajeros de Balac: «Aunque Balac me diera su palacio repleto de plata y oro, yo no podría hacer absolutamente nada en contra de la voluntad del Señor mi Dios.
19. Pero quédense aquí una noche más y veré si el Señor tiene algo más que decirme».
20. Esa noche Dios vino a Balaam y le dijo: «Ya que estos hombres vinieron por ti, levántate y ve con ellos, pero solo haz lo que yo te indique».