29. Estas mismas instrucciones se aplican tanto a los israelitas de nacimiento como a los extranjeros que viven entre ustedes.
30. »Sin embargo, aquellos que descaradamente violen la voluntad del Señor, sean israelitas de nacimiento o extranjeros, blasfeman contra el Señor y deben ser excluidos de la comunidad.
31. Puesto que trataron la palabra del Señor con desdén y desobedecieron su mandato de manera deliberada, deben ser completamente excluidos y sufrirán el castigo por su pecado».
32. Cierto día, mientras el pueblo de Israel estaba en el desierto, descubrieron a un hombre que recogía madera durante el día de descanso.
33. Los que lo encontraron lo llevaron ante Moisés, Aarón y el resto de la comunidad.