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Lamentaciones 4:4-18 Nueva Traducción Viviente (NTV)

4. La lengua reseca de sus pequeños,se pega al paladar a causa de la sed.Los niños lloran por pan,pero nadie tiene para darles.

5. Los que antes comían los manjares más ricosahora mendigan en las calles por cualquier cosa que puedan obtener.Los que antes vestían ropa de la más alta calidadahora hurgan en los basureros buscando qué comer.

6. La culpa de mi puebloes mayor que la de Sodoma,cuando en un instante cayó el desastre totaly nadie ofreció ayuda.

7. Nuestros príncipes antes rebosaban de salud,más brillantes que la nieve, más blancos que la leche.Sus rostros eran tan rosados como rubíes,su aspecto como joyas preciosas.

8. Pero ahora sus caras son más negras que el carbón;nadie los reconoce en las calles.La piel se les pega a los huesos;está tan seca y dura como la madera.

9. Los que murieron a espada terminaron mejorque los que mueren de hambre.Hambrientos, se consumenpor la falta de comida de los campos.

10. Mujeres de buen corazónhan cocinado a sus propios hijos;los comieronpara sobrevivir el sitio.

11. Pero ahora, quedó satisfecho el enojo del Señor;su ira feroz ha sido derramada.Prendió un fuego en Jerusalénque quemó la ciudad hasta sus cimientos.

12. Ningún rey sobre toda la tierra,nadie en todo el mundo,hubiera podido creer que un enemigolograra entrar por las puertas de Jerusalén.

13. No obstante, ocurrió a causa de los pecados de sus profetasy de los pecados de sus sacerdotes,que profanaron la ciudadal derramar sangre inocente.

14. Vagaban a ciegaspor las calles,tan contaminados por la sangreque nadie se atrevía a tocarlos.

15. «¡Apártense! —les gritaba la gente—,¡ustedes están contaminados! ¡No nos toquen!».Así que huyeron a tierras distantesy deambularon entre naciones extranjeras,pero nadie les permitió quedarse.

16. El Señor mismo los dispersó,y ya no los ayuda.La gente no tiene respeto por los sacerdotesy ya no honra a los líderes.

17. En vano esperamos que nuestros aliadosvinieran a salvarnos,pero buscábamos socorro en nacionesque no podían ayudarnos.

18. Era imposible andar por las callessin poner en peligro la vida.Se acercaba nuestro fin; nuestros días estaban contados.¡Estábamos condenados!

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