28. «¿Quién es ese Abimelec? —gritó Gaal—. No es un hijo legítimo de Siquem. Entonces, ¿por qué debemos ser sus siervos? Él no es más que un hijo de Gedeón, y ese Zebul solo es su ayudante. Sirvan a los verdaderos hijos de Hamor, el fundador de Siquem. ¿Por qué tenemos que servir a Abimelec?
29. Si yo fuera el encargado aquí, me desharía de Abimelec. Le diría: “¡Búscate unos soldados y sal a pelear!”».
30. Pero cuando Zebul, el jefe de la ciudad, oyó lo que Gaal decía, se puso furioso.
31. Le envió mensajeros a Abimelec, quien estaba en Aruma, para decirle: «Gaal, hijo de Ebed, y sus hermanos se han mudado a Siquem, y ahora están incitando a la ciudad a rebelarse contra ti.
32. Ven con un ejército esta noche y escóndete en los campos.
33. Por la mañana, a la salida del sol, ataca la ciudad. Cuando Gaal y los que lo acompañan salgan contra ti, podrás hacer con ellos lo que quieras».
34. Entonces Abimelec y todos sus hombres fueron de noche, se dividieron en cuatro grupos y se posicionaron alrededor de Siquem.
35. Gaal estaba parado junto a las puertas de la ciudad cuando Abimelec y su ejército salieron de su escondite.
36. Al verlos, Gaal le dijo a Zebul:—¡Mira, hay gente bajando de las cumbres!—Parecen hombres pero son nada más sombras reflejadas en las colinas —contestó Zebul.