Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Jeremías 38:2-6 Nueva Traducción Viviente (NTV)

2. «Esto dice el Señor: “Todo el que se quede en Jerusalén morirá por guerra, enfermedad o hambre, pero los que se rindan a los babilonios vivirán. Su recompensa será su propia vida, ¡ellos vivirán!”.

3. El Señor también dice: “La ciudad de Jerusalén ciertamente será entregada al ejército del rey de Babilonia, quien la conquistará”».

4. Entonces los funcionarios fueron a ver al rey y le dijeron:—Señor, ¡este hombre debe morir! Esta forma de hablar desmoralizará a los pocos hombres de guerra que nos quedan, al igual que a todo el pueblo. ¡Este hombre es un traidor!

5. El rey Sedequías estuvo de acuerdo.—Está bien —dijo—, hagan lo que quieran. No los puedo detener.

6. Así que los funcionarios sacaron a Jeremías de la celda y lo bajaron con sogas a una cisterna vacía en el patio de la cárcel que pertenecía a Malquías, miembro de la familia real. La cisterna no tenía agua pero Jeremías se hundió en una espesa capa de barro que había en el fondo.

Leer capítulo completo Jeremías 38