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Jeremías 26:5-17 Nueva Traducción Viviente (NTV)

5. ni tampoco escuchan a mis siervos, los profetas —porque los envié una y otra vez para advertirles, pero ustedes rehusaron escucharlos—,

6. entonces destruiré este templo así como destruí a Silo, el lugar donde estaba el tabernáculo. Y haré que Jerusalén se convierta en objeto de maldición en cada nación de la tierra’”».

7. Los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo escucharon a Jeremías mientras hablaba frente al templo del Señor;

8. pero cuando Jeremías terminó su mensaje, habiendo dicho todo lo que el Señor le ordenó que dijera, los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo que estaba junto al templo lo atacaron en masa. «¡Mátenlo! —gritaban—.

9. ¿Qué derecho tienes de profetizar en el nombre del Señor que este templo será destruido como lo fue Silo? ¿Qué quieres decir cuando afirmas que Jerusalén será destruida y dejada sin habitantes?». Así que todo el pueblo lo amenazaba mientras él estaba frente al templo.

10. Cuando los funcionarios de Judá oyeron lo que pasaba, corrieron del palacio a sentarse a juzgar junto a la puerta Nueva del templo.

11. Los sacerdotes y los profetas presentaron sus acusaciones a los funcionarios y al pueblo. «¡Este hombre debe morir! —dijeron—. Ustedes han escuchado con sus propios oídos lo traidor que es, porque ha profetizado contra esta ciudad».

12. Entonces Jeremías habló en su propia defensa a los funcionarios y al pueblo. «El Señor me envió para profetizar contra este templo y contra esta ciudad —dijo—. El Señor me dio cada una de las palabras que he hablado;

13. pero si ustedes dejan de pecar y comienzan a obedecer al Señor su Dios, él cambiará de parecer acerca del desastre que anunció contra ustedes.

14. En cuanto a mí, estoy en sus manos, hagan conmigo lo que mejor les parezca.

15. ¡Pero si me matan, tengan por seguro que estarán matando a un inocente! La responsabilidad por semejante acción caerá sobre ustedes, sobre esta ciudad y sobre cada persona que vive en ella. Pues es totalmente cierto que el Señor me envió a decir cada palabra que ustedes han oído ».

16. Así que los funcionarios y el pueblo les dijeron a los sacerdotes y a los profetas: «Este hombre no merece la pena de muerte porque nos ha hablado en el nombre del Señor nuestro Dios» .

17. Entonces algunos de los sabios ancianos se pusieron de pie y hablaron a todo el pueblo reunido en ese lugar.

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