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Éxodo 9:26-35 Nueva Traducción Viviente (NTV)

26. El único lugar donde no cayó granizo fue en la región de Gosén, donde vivía el pueblo de Israel.

27. Entonces el faraón enseguida mandó llamar a Moisés y a Aarón.—Esta vez he pecado —confesó—. El Señor es el justo, y mi pueblo y yo estamos equivocados.

28. Por favor, supliquen al Señor que ponga fin a este granizo y a estos truenos tan aterradores. ¡Basta ya! Los dejaré salir; no tienen que quedarse más tiempo.

29. —Muy bien —respondió Moisés—. En cuanto salga de la ciudad, levantaré mis manos y oraré al Señor. Entonces los truenos y el granizo cesarán, y sabrás que la tierra pertenece al Señor.

30. Sin embargo, yo sé que todavía ni tú ni tus funcionarios temen al Señor Dios.

31. (Todo el lino y toda la cebada quedaron destrozados por el granizo, porque la cebada estaba en espiga y el lino en flor.

32. Pero ni el trigo ni la espelta sufrieron daño, porque todavía no habían brotado del suelo).

33. Entonces Moisés se fue del palacio del faraón y salió de la ciudad. Cuando elevó sus manos al Señor, los truenos y el granizo cesaron, y se detuvo la lluvia.

34. Al ver el faraón que la lluvia, el granizo y los truenos habían cesado, él y sus funcionarios pecaron de nuevo, y el faraón se puso terco una vez más.

35. Como tenía el corazón endurecido, el faraón se negó a dejar salir al pueblo, tal como el Señor había dicho por medio de Moisés.

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