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Éxodo 10:19-29 Nueva Traducción Viviente (NTV)

19. El Señor le respondió y cambió la dirección del viento, y el viento fuerte del occidente se llevó las langostas y las echó en el mar Rojo. No quedó ni una sola langosta en toda la tierra de Egipto.

20. Pero el Señor nuevamente endureció el corazón del faraón, por lo cual no dejó salir al pueblo.

21. Luego el Señor le dijo a Moisés: «Extiende tu mano hacia el cielo, y la tierra de Egipto quedará en una oscuridad tan densa que podrá palparse».

22. Entonces Moisés extendió su mano hacia los cielos, y una densa oscuridad cubrió toda la tierra de Egipto por tres días.

23. Durante todo ese tiempo las personas no pudieron verse unas a otras ni se movieron. Sin embargo, la luz no faltó en ningún momento donde vivían los israelitas.

24. Finalmente el faraón llamó a Moisés y le dijo:—Vayan a adorar al Señor, pero dejen aquí sus rebaños y sus manadas. Sin embargo, pueden llevarse a sus hijos pequeños.

25. —¡De ninguna manera! —respondió Moisés—. Tú debes proveernos de animales para los sacrificios y las ofrendas quemadas que presentaremos al Señor nuestro Dios.

26. Todos nuestros animales deberán ir con nosotros; ni una sola pezuña puede quedar atrás. Tendremos que seleccionar nuestros sacrificios para el Señor nuestro Dios de entre esos animales, y solo sabremos cómo vamos a adorar al Señor una vez que estemos allí.

27. Pero el Señor endureció el corazón del faraón una vez más, y no quiso dejarlos salir.

28. —¡Lárgate de aquí! —le gritó el faraón a Moisés—. Te advierto: ¡jamás regreses a verme! El día que me veas la cara, ¡morirás!

29. —Muy bien —respondió Moisés—. ¡Nunca más volveré a verte!

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