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2 Reyes 7:7-20 Nueva Traducción Viviente (NTV)

7. Así que se llenaron de pánico y huyeron en la oscuridad de la noche; abandonaron sus carpas, sus caballos, sus burros y todo lo demás, y corrieron para salvar la vida.

8. Cuando los leprosos llegaron al límite del campamento, fueron de carpa en carpa, comieron y bebieron vino, sacaron plata, oro y ropa, y escondieron todo.

9. Finalmente se dijeron entre ellos: «Esto no está bien. Hoy es un día de buenas noticias, ¡y nosotros no lo hemos dicho a nadie! Si esperamos hasta la mañana, seguro que nos ocurre alguna calamidad. ¡Vamos, regresemos al palacio y contémosle a la gente!».

10. Así que regresaron a la ciudad e informaron a los porteros lo que había sucedido. «Salimos al campamento arameo —dijeron—, ¡y allí no había nadie! Los caballos y los burros estaban atados, y todas las carpas estaban en orden, ¡pero no había ni una sola persona!».

11. Entonces los porteros gritaron la noticia a la gente del palacio.

12. El rey se levantó de su cama a la mitad de la noche y dijo a sus oficiales:—Yo sé lo que pasó. Los arameos saben que estamos muriendo de hambre, por eso abandonaron su campamento y están escondidos en el campo; esperan que salgamos de la ciudad para capturarnos vivos y tomar la ciudad.

13. Entonces uno de sus oficiales le dijo:—Deberíamos mandar espías a investigar. Que se lleven cinco de los caballos que quedan. Si les pasa algo, no será peor que si se quedan aquí y mueren con todos nosotros.

14. Así que prepararon dos carros de guerra con caballos, y el rey envió espías para que averiguaran qué le había sucedido al ejército arameo.

15. Los espías recorrieron todo el camino hasta el río Jordán siguiendo un rastro de prendas y objetos tirados por los arameos cuando huyeron desesperadamente. Luego regresaron y le informaron al rey.

16. Entonces la gente de Samaria salió corriendo y saqueó el campamento de los arameos. Así se cumplió ese día, tal como el Señor había prometido, que se venderían tres kilos de harina selecta por una pieza de plata y seis kilos de grano de cebada por una pieza de plata.

17. El rey asignó al funcionario que lo atendía para que controlara a las multitudes en la puerta, pero cuando salieron corriendo, lo atropellaron y lo pisotearon y así el hombre murió.Así que todo sucedió exactamente como el hombre de Dios lo había predicho cuando el rey fue a verlo a su casa.

18. El hombre de Dios le había dicho al rey: «Mañana, a esta hora, en los mercados de Samaria, tres kilos de harina selecta costarán una pieza de plata y seis kilos de grano de cebada costarán una pieza de plata».

19. El funcionario del rey había respondido: «¡Eso sería imposible aunque el Señor abriera las ventanas del cielo!». Y el hombre de Dios había dicho: «¡Lo verás con tus propios ojos, pero no podrás comer nada de eso!».

20. Y así fue, las multitudes lo aplastaron y murió a la entrada de la ciudad.

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