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2 Reyes 5:10-27 Nueva Traducción Viviente (NTV)

10. pero Eliseo le mandó a decir mediante un mensajero: «Ve y lávate siete veces en el río Jordán. Entonces tu piel quedará restaurada, y te sanarás de la lepra».

11. Naamán se enojó mucho y se fue muy ofendido. «¡Yo creí que el profeta iba a salir a recibirme! —dijo—. Esperaba que él moviera su mano sobre la lepra e invocara el nombre del Señor su Dios ¡y me sanara!

12. ¿Acaso los ríos de Damasco —el Abaná y el Farfar— no son mejores que cualquier río de Israel? ¿Por qué no puedo lavarme en uno de ellos y sanarme?». Así que Namaán dio media vuelta y salió enfurecido.

13. Sus oficiales trataron de hacerle entrar en razón y le dijeron: «Señor, si el profeta le hubiera pedido que hiciera algo muy difícil, ¿usted no lo habría hecho? Así que en verdad debería obedecerlo cuando sencillamente le dice: “¡Ve, lávate y te curarás!”».

14. Entonces Naamán bajó al río Jordán y se sumergió siete veces, tal como el hombre de Dios le había indicado. ¡Y su piel quedó tan sana como la de un niño, y se curó!

15. Después Naamán y todo su grupo regresaron a buscar al hombre de Dios. Se pararon ante él, y Naamán le dijo:—Ahora sé que no hay Dios en todo el mundo, excepto en Israel. Así que le ruego que acepte un regalo de su siervo.

16. Pero Eliseo respondió:—Tan cierto como que el Señor vive, a quien yo sirvo, no aceptaré ningún regalo.Aunque Naamán insistió en que aceptara el regalo, Eliseo se negó.

17. Entonces Naamán le dijo:—Está bien, pero permítame, por favor, cargar dos de mis mulas con tierra de este lugar, y la llevaré a mi casa. A partir de ahora, nunca más presentaré ofrendas quemadas o sacrificios a ningún otro dios que no sea el Señor.

18. Sin embargo, que el Señor me perdone en una sola cosa: cuando mi amo, el rey, vaya al templo del dios Rimón para rendirle culto y se apoye en mi brazo, que el Señor me perdone cuando yo también me incline.

19. —Ve en paz —le dijo Eliseo.Así que Naamán emprendió el regreso a su casa.

20. Ahora bien, Giezi, el sirviente de Eliseo, hombre de Dios, se dijo a sí mismo: «Mi amo no debería haber dejado ir al arameo sin aceptar ninguno de sus regalos. Tan cierto como que el Señor vive, yo iré tras él y le sacaré algo».

21. Entonces Giezi salió en busca de Naamán.Cuando Naamán vio que Giezi corría detrás de él, bajó de su carro de guerra y fue a su encuentro.—¿Está todo bien? —le preguntó Naamán.

22. —Sí —contestó Giezi—, pero mi amo me mandó a decirle que acaban de llegar dos jóvenes profetas de la zona montañosa de Efraín; y él quisiera treinta y cuatro kilos de plata y dos mudas de ropa para ellos.

23. —Por supuesto, llévate el doble de la plata —insistió Naamán.Así que le dio dos mudas de ropa, amarró el dinero en dos bolsas y mandó a dos de sus sirvientes para que le llevaran los regalos.

24. Cuando llegaron a la ciudadela, Giezi tomó los regalos de mano de los sirvientes y despidió a los hombres. Luego entró en su casa y escondió los regalos.

25. Cuando entró para ver a su amo, Eliseo le preguntó:—¿Adónde fuiste, Giezi?—A ninguna parte —le contestó él.

26. Pero Eliseo le preguntó:—¿No te das cuenta de que yo estaba allí en espíritu cuando Naamán bajó de su carro de guerra para ir a tu encuentro? ¿Acaso es momento de recibir dinero y ropa, olivares y viñedos, ovejas y ganado, sirvientes y sirvientas?

27. Por haber hecho esto, tú y todos tus descendientes sufrirán la lepra de Naamán para siempre.Cuando Giezi salió de la habitación, estaba cubierto de lepra; su piel se puso blanca como la nieve.

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