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2 Reyes 4:30-44 Nueva Traducción Viviente (NTV)

30. Pero la madre del niño dijo: «Tan cierto como que el Señor vive y que usted vive, yo no regresaré a mi casa a menos que usted venga conmigo». Así que Eliseo volvió con ella.

31. Giezi se adelantó apresuradamente y puso la vara sobre el rostro del niño, pero no pasó nada. No daba señales de vida. Entonces regresó a encontrarse con Eliseo y le dijo: «El niño sigue muerto».

32. En efecto, cuando Eliseo llegó, el niño estaba muerto, acostado en la cama del profeta.

33. Eliseo entró solo, cerró la puerta tras sí y oró al Señor.

34. Después se tendió sobre el cuerpo del niño, puso su boca sobre la boca del niño, sus ojos sobre sus ojos y sus manos sobre sus manos. Mientras se tendía sobre él, ¡el cuerpo del niño comenzó a entrar en calor!

35. Entonces Eliseo se levantó, caminó de un lado a otro en la habitación, y se tendió nuevamente sobre el niño. ¡Esta vez el niño estornudó siete veces y abrió los ojos!

36. Entonces Eliseo llamó a Giezi y le dijo: «¡Llama a la madre del niño!».Cuando ella entró, Eliseo le dijo: «¡Aquí tienes, toma a tu hijo!».

37. Ella cayó a los pies de Eliseo y se inclinó ante él llena de gratitud. Después tomó a su hijo en brazos y lo llevó abajo.

38. Eliseo regresó a Gilgal, y había hambre en la tierra. Cierto día, mientras un grupo de profetas estaba sentado frente a él, le dijo a su sirviente: «Pon una olla grande al fuego y prepara un guisado para el resto del grupo».

39. Entonces uno de los jóvenes fue al campo a recoger hierbas y regresó con el bolsillo lleno de calabazas silvestres. Las cortó en tiras y las puso en la olla, sin darse cuenta de que eran venenosas.

40. Sirvieron un poco del guisado a los hombres, quienes después de comer uno o dos bocados, gritaron: «¡Hombre de Dios, este guisado está envenenado!». Así que no quisieron comerlo.

41. Eliseo les dijo: «Tráiganme un poco de harina». Entonces la arrojó en la olla y dijo: «Ahora está bien, sigan comiendo». Y ya no les hizo daño.

42. Otro día, un hombre de Baal-salisa le trajo al hombre de Dios un saco de grano fresco y veinte panes de cebada que había preparado con el primer grano de su cosecha. Entonces Eliseo dijo:—Dénselo a la gente para que coma.

43. —¿Qué? —exclamó el sirviente—. ¿Alimentar a cien personas solo con esto?Pero Eliseo reiteró:—Dénselo a la gente para que coma, porque esto dice el Señor: “¡Todos comerán, y hasta habrá de sobra!”.

44. Cuando se lo dieron a la gente, hubo suficiente para todos y sobró, tal como el Señor había prometido.

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