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2 Reyes 4:10-26 Nueva Traducción Viviente (NTV)

10. Construyamos un pequeño cuarto en el techo para él y pongámosle una cama, una mesa, una silla y una lámpara. Así tendrá un lugar dónde quedarse cada vez que pase por aquí».

11. Cierto día, Eliseo regresó a Sunem y subió a ese cuarto para descansar.

12. Entonces le dijo a su sirviente, Giezi: «Dile a la mujer sunamita que quiero hablar con ella». Cuando ella llegó,

13. Eliseo le dijo a Giezi: «Dile: “Agradecemos tu amable interés por nosotros. ¿Qué podemos hacer por ti? ¿Quieres que te recomendemos con el rey o con el comandante del ejército?”».«No —contestó ella—, mi familia me cuida bien».

14. Más tarde, Eliseo le preguntó a Giezi:—¿Qué podemos hacer por ella?—Ella no tiene hijos —contestó Giezi—, y su esposo ya es anciano.

15. —Llámala de nuevo —le dijo Eliseo.La mujer regresó y se quedó de pie en la puerta mientras Eliseo le dijo:

16. —El año que viene, por esta fecha, ¡tendrás un hijo en tus brazos!—¡No, señor mío! —exclamó ella—. Hombre de Dios, no me engañes así ni me des falsas esperanzas.

17. Efectivamente, la mujer pronto quedó embarazada y al año siguiente, por esa fecha, tuvo un hijo, tal como Eliseo le había dicho.

18. Cierto día, el niño, ya más grande, salió a ayudar a su padre en el trabajo con los cosechadores,

19. y de repente gritó: «¡Me duele la cabeza! ¡Me duele la cabeza!».Su padre le dijo a uno de sus sirvientes: «Llévalo a casa, junto a su madre».

20. Entonces el sirviente lo llevó a su casa, y la madre lo sostuvo en su regazo; pero cerca del mediodía, el niño murió.

21. Ella lo subió y lo recostó sobre la cama del hombre de Dios; luego cerró la puerta y lo dejó allí.

22. Después le envió un mensaje a su esposo: «Mándame a uno de los sirvientes y un burro para que pueda ir rápido a ver al hombre de Dios y luego volver enseguida».

23. —¿Por qué ir hoy? —preguntó él—. No es ni festival de luna nueva ni día de descanso.Pero ella dijo:—No importa.

24. Entonces ensilló el burro y le dijo al sirviente: «¡Apúrate! Y no disminuyas el paso a menos que yo te lo diga».

25. Cuando ella se acercaba al hombre de Dios, en el monte Carmelo, Eliseo la vio desde lejos y le dijo a Giezi: «Mira, allí viene la señora de Sunem.

26. Corre a su encuentro y pregúntale: “¿Están todos bien, tú, tu esposo y tu hijo?”».«Sí —contestó ella—, todo está bien».

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