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2 Crónicas 36:1-19 Nueva Traducción Viviente (NTV)

1. Entonces la gente de la nación tomó a Joacaz, hijo de Josías, y lo proclamó el siguiente rey en Jerusalén.

2. Joacaz tenía veintitrés años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén tres meses.

3. Luego fue quitado por el rey de Egipto, quien exigió que Judá pagara un tributo de tres mil cuatrocientos kilos de plata, y treinta y cuatro kilos de oro.

4. El rey de Egipto puso en el trono a Eliaquim, hermano de Joacaz, para que fuera el siguiente rey de Judá y de Jerusalén, y le cambió el nombre a Joacim. Después Necao se llevó a Joacaz a Egipto como prisionero.

5. Joacim tenía veinticinco años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén once años. Él hizo lo malo a los ojos del Señor su Dios.

6. Luego el rey Nabucodonosor de Babilonia fue a Jerusalén y la conquistó, sujetó a Joacim con cadenas de bronce y lo llevó a Babilonia.

7. Nabucodonosor también se llevó algunos de los tesoros del templo del Señor y los colocó en su palacio en Babilonia.

8. Los demás acontecimientos del reinado de Joacim, incluidas todas las maldades que cometió y todo lo que se descubrió en su contra, están registrados en El libro de los reyes de Israel y de Judá. Después su hijo Joaquín ocupó su lugar en el trono.

9. Joaquín tenía dieciocho años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén tres meses y diez días. Joaquín hizo lo malo a los ojos del Señor.

10. En la primavera de ese año, el rey Nabucodonosor llevó a Joaquín a Babilonia. En esa ocasión, también se llevaron muchos tesoros del templo del Señor. Nabucodonosor puso en el trono a Sedequías, tío de Joaquín, para que fuera el siguiente rey de Judá y de Jerusalén.

11. Sedequías tenía veintiún años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén once años.

12. Él hizo lo malo a los ojos del Señor su Dios y se negó a humillarse cuando el profeta Jeremías le habló directamente de parte del Señor.

13. También se rebeló contra el rey Nabucodonosor, a pesar de que había hecho un juramento de lealtad en nombre de Dios. Sedequías era un hombre duro y terco, y rehusó volverse al Señor, Dios de Israel.

14. Asimismo, todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo se volvieron cada vez más infieles. Siguieron todas las prácticas paganas de las naciones vecinas y profanaron el templo del Señor que había sido consagrado en Jerusalén.

15. Repetidas veces el Señor, Dios de sus antepasados, envió a sus profetas para advertirles, porque tenía compasión de su pueblo y de su templo.

16. Sin embargo, el pueblo se mofaba de estos mensajeros de Dios y despreciaba sus palabras. Se burlaron con desprecio de los profetas hasta que el enojo del Señor no pudo ser contenido y ya no se podía hacer nada.

17. Entonces el Señor mandó al rey de Babilonia contra ellos. Los babilonios mataron a los hombres jóvenes de Judá, y los persiguieron incluso dentro del templo. No tuvieron compasión de la gente, y mataron tanto a los jóvenes como a las muchachas, a los ancianos y a los débiles. Dios los entregó a todos en manos de Nabucodonosor.

18. El rey se llevó a Babilonia todos los objetos, grandes y pequeños, que se usaban en el templo de Dios, y los tesoros tanto del templo del Señor como del palacio del rey y de sus funcionarios.

19. Luego su ejército quemó el templo de Dios, derribó las murallas de Jerusalén, incendió todos los palacios y destruyó por completo todo lo que había de valor.

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