26. Los dioses de las otras naciones no son más que ídolos,¡pero el Señor hizo los cielos!
27. Honor y majestad lo rodean;fuerza y gozo llenan su morada.
28. Oh naciones del mundo, reconozcan al Señor;reconozcan que el Señor es fuerte y glorioso.
29. ¡Denle al Señor la gloria que merece!Lleven ofrendas y entren en su presencia.Adoren al Señor en todo su santo esplendor;
30. que toda la tierra tiemble delante de él.El mundo permanece firme y no puede ser sacudido.
31. ¡Que los cielos se alegren, y la tierra se goce!Digan a todas las naciones: «¡El Señor reina!».
32. ¡Que el mar y todo lo que contiene exclamen sus alabanzas!¡Que los campos y sus cultivos estallen de alegría!
33. Que los árboles del bosque susurren con alabanza,porque el Señor viene a juzgar la tierra.
34. ¡Den gracias al Señor, porque él es bueno!Su fiel amor perdura para siempre.
35. Exclamen: «¡Sálvanos, oh Dios de nuestra salvación!Reúnenos y rescátanos de entre las naciones,para que podamos agradecer a tu santo nombre,alegrarnos y alabarte».
36. ¡Alaben al Señor, Dios de Israel,quien vive desde siempre y para siempre!Y todo el pueblo exclamó: «¡Amén!», y alabó al Señor.
37. David dispuso que Asaf y sus hermanos levitas sirvieran continuamente ante el arca del pacto del Señor, encargados de hacer todo lo necesario cada día.
38. En este grupo estaban como porteros Obed-edom (hijo de Jedutún), Hosa y otros sesenta y ocho levitas.
39. Mientras tanto, David colocó al sacerdote Sadoc y a sus colegas sacerdotes en el tabernáculo del Señor en el lugar de adoración en Gabaón, donde siguieron sirviendo delante del Señor.