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Lucas 4:22-41 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)

22. Todos hablaban bien de El y se maravillaban de las palabras llenas de gracia que salían de Su boca, y decían: "¿No es éste el hijo de José?"

23. Entonces El les dijo: "Sin duda Me citarán este refrán: 'Médico, cúrate a ti mismo; esto es, todo lo que oímos que se ha hecho en Capernaúm, hazlo también aquí en Tu tierra.'"

24. Y Jesús añadió: "En verdad les digo, que ningún profeta es bien recibido en su propia tierra.

25. Pero en verdad les digo, que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses y cuando hubo gran hambre sobre toda la tierra;

26. sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta, en la tierra de Sidón.

27. Muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el Sirio."

28. Y todos en la sinagoga se llenaron de ira cuando oyeron estas cosas,

29. y levantándose, echaron a Jesús fuera de la ciudad, y Lo llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad para tirar a Jesús desde allí.

30. Pero El, pasando por en medio de ellos, se fue.

31. Jesús descendió a Capernaúm, ciudad de Galilea, y les enseñaba en los días de reposo.

32. Todos se admiraban de Su enseñanza porque Su mensaje (palabra) era con autoridad.

33. Y había en la sinagoga un hombre poseído por el espíritu de un demonio inmundo, y gritó a gran voz:

34. "Déjanos. ¿Qué tienes que ver con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién Tú eres: el Santo de Dios."

35. Jesús entonces lo reprendió, diciendo: "¡Cállate y sal de él!" Y después que el demonio lo derribó en medio de ellos, salió de él sin hacerle ningún daño.

36. Todos se quedaron asombrados, y discutían entre sí: "¿Qué mensaje es éste? Porque con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos y salen."

37. Y Su fama se divulgaba por todos los lugares de aquella región.

38. Levantándose, Jesús salió de la sinagoga y entró en casa de Simón (Pedro). La suegra de Simón se hallaba sufriendo con una fiebre muy alta, y Le rogaron por ella.

39. Inclinándose sobre ella, Jesús reprendió la fiebre y la fiebre la dejó; al instante ella se levantó y les servía.

40. Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades se los llevaban a El; y poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba.

41. También de muchos salían demonios, gritando: "¡Tú eres el Hijo de Dios!" Pero, reprendiéndolos, no les permitía hablar, porque sabían que El era el Cristo (el Mesías).

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