Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Hechos 8:17-32 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)

17. Entonces Pedro y Juan les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo.

18. Cuando Simón vio que el Espíritu se daba por la imposición de las manos de los apóstoles, les ofreció dinero,

19. y les dijo: "Denme también a mí esta autoridad, de manera que todo aquél sobre quien ponga mis manos reciba el Espíritu Santo."

20. Entonces Pedro le contestó: "Que tu plata perezca contigo, porque pensaste que podías obtener el don de Dios con dinero.

21. No tienes parte ni suerte en este asunto (esta enseñanza), porque tu corazón no es recto delante de Dios.

22. Por tanto, arrepiéntete de esta tu maldad, y ruega al Señor que si es posible se te perdone el intento de tu corazón.

23. Porque veo que estás en hiel de amargura y en cadena de iniquidad."

24. Pero Simón respondió: "Rueguen ustedes al Señor por mí, para que no me sobrevenga nada de lo que han dicho."

25. Y ellos, después de haber testificado solemnemente y hablado la palabra del Señor, iniciaron el regreso a Jerusalén anunciando el evangelio (las buenas nuevas) en muchas aldeas de los Samaritanos.

26. Un ángel del Señor le dijo a Felipe: "Levántate y ve hacia el sur, al camino que desciende de Jerusalén a Gaza." Este es un camino desierto.

27. El se levantó y fue. Y había un eunuco Etíope, alto oficial de Candace, reina de los Etíopes, el cual estaba encargado de todos sus tesoros, que había venido a Jerusalén para adorar.

28. Regresaba a su país sentado en su carruaje, y leía al profeta Isaías.

29. Y el Espíritu dijo a Felipe: "Ve y júntate a ese carruaje."

30. Cuando Felipe se acercó corriendo, le oyó leer al profeta Isaías, y le preguntó: "¿Entiende usted lo que lee?"

31. El eunuco le respondió: "¿Cómo podré, a menos que alguien me guíe?" E invitó a Felipe a que subiera y se sentara con él.

32. El pasaje de la Escritura que estaba leyendo era éste: "Como oveja fue llevado al matadero; y como cordero, mudo delante del que lo trasquila, no abre el Su boca.

Leer capítulo completo Hechos 8