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Hechos 20:22-35 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)

22. "Ahora yo, atado en espíritu, voy a Jerusalén sin saber lo que allá me sucederá,

23. salvo que el Espíritu Santo solemnemente me da testimonio en cada ciudad, diciendo que me esperan cadenas y aflicciones.

24. Pero en ninguna manera estimo mi vida como valiosa para mí mismo, a fin de poder terminar mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio solemnemente del evangelio de la gracia de Dios.

25. "Y ahora, yo sé que ninguno de ustedes, entre quienes anduve predicando el reino, volverá a ver mi rostro.

26. Por tanto, les doy testimonio en este día de que soy inocente de la sangre de todos,

27. pues no rehuí declararles todo el propósito de Dios.

28. "Tengan cuidado de sí mismos y de toda la congregación, en medio de la cual el Espíritu Santo les ha hecho obispos (supervisores) para pastorear la iglesia de Dios, la cual El compró con Su propia sangre.

29. Sé que después de mi partida, vendrán lobos feroces entre ustedes que no perdonarán el rebaño.

30. También de entre ustedes mismos se levantarán algunos hablando cosas perversas para arrastrar a los discípulos tras ellos.

31. Por tanto, estén alerta, recordando que por tres años, de noche y de día, no cesé de amonestar a cada uno con lágrimas.

32. "Ahora los encomiendo a Dios y a la palabra de Su gracia, que es poderosa para edificarlos y darles la herencia entre todos los santificados.

33. Ni la plata, ni el oro, ni la ropa de nadie he codiciado.

34. Ustedes saben que estas manos me sirvieron para mis propias necesidades y las de los que estaban conmigo.

35. En todo les mostré que así, trabajando, deben ayudar a los débiles, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: 'Más bienaventurado es dar que recibir.'"

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