1. Procuren alcanzar el amor; pero también deseen ardientemente los dones espirituales, sobre todo que profeticen.
2. Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios, pues nadie lo entiende, sino que en su espíritu habla misterios.
3. Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.
4. El que habla en lenguas, a sí mismo se edifica, pero el que profetiza edifica a la iglesia.
5. Yo quisiera que todos hablaran en lenguas, pero aún más, que profetizaran. Porque el que profetiza es superior al que habla en lenguas, a menos de que las interprete para que la iglesia reciba edificación.