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Números 22:6-25 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)

6. Ven ahora, te ruego, y maldíceme a este pueblo porque es demasiado poderoso para mí; quizá pueda derrotarlos y echarlos de la tierra. Porque yo sé que a quien tú bendices es bendecido, y a quien tú maldices es maldecido."

7. Los ancianos de Moab y los ancianos de Madián fueron con el precio de la adivinación en la mano; y llegaron a Balaam, y le repitieron las palabras de Balac.

8. Y él les dijo: "Pasen la noche aquí y yo les traeré palabra según lo que el Señor me diga." Y los jefes de Moab se quedaron con Balaam.

9. Entonces Dios vino a Balaam y le preguntó: "¿Quiénes son estos hombres que están contigo?"

10. Y Balaam respondió a Dios: "Balac, hijo de Zipor, rey de Moab, me ha enviado un mensaje:

11. 'Mira, el pueblo que salió de Egipto cubre la superficie de la tierra; ven ahora, maldícemelos; quizá yo pueda pelear contra ellos y expulsarlos.'"

12. Y Dios dijo a Balaam: "No vayas con ellos; no maldecirás al pueblo, porque es bendito."

13. Balaam se levantó de mañana y dijo a los jefes de Balac: "Vuelvan a su tierra, porque el Señor ha rehusado dejarme ir con ustedes."

14. Y los jefes de Moab se levantaron y volvieron a Balac, y le dijeron: "Balaam rehusó venir con nosotros."

15. Entonces Balac envió jefes otra vez, más numerosos y más distinguidos que los anteriores.

16. Y fueron a Balaam, y le dijeron: "Así dice Balac, hijo de Zipor: 'Te ruego que no rehúses venir a mí;

17. porque en verdad te honraré en gran manera, y haré cualquier cosa que me digas. Ven, pues, te ruego, y maldíceme a este pueblo.'"

18. Y Balaam respondió a los siervos de Balac: "Aunque Balac me diera su casa llena de plata y oro, yo no podría traspasar el mandamiento del Señor mi Dios para hacer ni poco ni mucho.

19. Pero, les ruego que permanezcan aquí también esta noche, y sabré que más me dice el Señor."

20. Dios vino a Balaam de noche, y le dijo: "Si los hombres han venido a llamarte, levántate y ve con ellos; pero sólo dirás la palabra que Yo te hable."

21. Y Balaam se levantó muy de mañana, aparejó su asna y se fue con los jefes de Moab.

22. Pero Dios se enojó porque él iba, y el ángel del Señor se puso en el camino como un adversario contra él. Y Balaam iba montado sobre su asna, y sus dos sirvientes con él.

23. Cuando el asna vio al ángel del Señor de pie en el camino con la espada desenvainada en la mano, el asna se salió del camino y se fue por medio del campo; pero Balaam golpeó el asna para hacerla volver al camino.

24. Entonces el ángel del Señor se puso en una senda estrecha de los viñedos, con una pared a un lado y otra pared al otro lado.

25. Al ver el asna al ángel del Señor, se pegó contra la pared y presionó el pie de Balaam contra la pared; entonces él la golpeó otra vez.

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