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Jueces 19:9-20 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)

9. Cuando el hombre se levantó para irse con su concubina y su criado, su suegro, el padre de la joven, le dijo: "Mira, ya ha declinado el día; te ruego que pases la noche, pues el día llega a su fin. Pasa la noche aquí para que se alegre tu corazón. Y mañana se levantarán temprano para su viaje y te irás a tu casa."

10. Pero el hombre no quiso pasar la noche, así que se levantó y partió, y fue hasta un lugar frente a Jebús, es decir, Jerusalén (Ciudad de Paz). Y estaban con él un par de asnos aparejados; también con él estaba su concubina.

11. Cuando estaban cerca de Jebús, el día casi había declinado. Y el criado dijo a su señor: "Te ruego que vengas, nos desviemos, y entremos en esta ciudad de los Jebuseos y pasemos la noche en ella."

12. Pero su señor le dijo: "No nos desviaremos para entrar en la ciudad de extranjeros que no son de los Israelitas, sino que iremos hasta Guibeá."

13. Y dijo a su criado: "Ven, acerquémonos a uno de estos lugares; y pasaremos la noche en Guibeá o en Ramá."

14. Así que pasaron de largo y siguieron su camino, y el sol se puso sobre ellos cerca de Guibeá que pertenece a Benjamín.

15. Y se desviaron allí para entrar y alojarse en Guibeá. Cuando entraron, se sentaron en la plaza de la ciudad porque nadie los llevó a su casa para pasar la noche.

16. Entonces, un anciano venía de su trabajo del campo al anochecer. Y el hombre era de la región montañosa de Efraín y se alojaba en Guibeá, pero los hombres del lugar eran Benjamitas.

17. Y alzó sus ojos y vio al viajero en la plaza de la ciudad. Y el anciano dijo: "¿A dónde vas y de dónde vienes?"

18. Y él le dijo: "Estamos pasando de Belén de Judá a la parte más remota de la región montañosa de Efraín, pues soy de allí. Fui hasta Belén de Judá, y ahora voy a mi casa, pero no hay quien me reciba en su casa.

19. Sin embargo, tenemos paja y forraje para nuestros asnos, y también pan y vino para mí, para tu sierva y para el joven que está con tu siervo; no nos falta nada."

20. "Paz sea contigo," dijo el anciano. "Permíteme suplir todas tus necesidades. Pero no pases la noche en la plaza."

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