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Génesis 47:18-30 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)

18. Y terminado aquel año, vinieron a él el segundo año, y le dijeron: "No encubriremos a mi señor que el dinero se ha acabado, y que el ganado pertenece a mi señor. No queda nada para mi señor, excepto nuestros cuerpos y nuestras tierras.

19. ¿Por qué hemos de morir delante de sus ojos, tanto nosotros como nuestra tierra? Cómprenos a nosotros y a nuestra tierra a cambio de alimento, y nosotros y nuestra tierra seremos siervos de Faraón. Denos, pues, semilla para que vivamos y no muramos, y no quede la tierra desolada."

20. Así compró José toda la tierra de Egipto para Faraón, pues los Egipcios vendieron cada uno su campo, porque el hambre era severa sobre ellos. Y la tierra llegó a ser de Faraón.

21. En cuanto a la gente, la hizo pasar a las ciudades, desde un extremo de la frontera de Egipto hasta el otro.

22. Solamente la tierra de los sacerdotes no compró, pues los sacerdotes tenían ración de parte de Faraón, y vivían de la ración que Faraón les daba. Por tanto no vendieron su tierra.

23. Entonces José dijo al pueblo: "Hoy los he comprado a ustedes y a sus tierras para Faraón. Ahora, aquí hay semilla para ustedes. Vayan y siembren la tierra.

24. Al tiempo de la cosecha darán la quinta parte a Faraón, y cuatro partes serán de ustedes para sembrar la tierra y para el mantenimiento de ustedes, para los de sus casas y para alimento de sus pequeños."

25. Y ellos dijeron: "Nos ha salvado la vida. Hallemos gracia ante los ojos de Faraón mi señor, y seremos siervos de Faraón."

26. Entonces José puso una ley respecto a la tierra de Egipto, en vigor hasta hoy: que Faraón debía recibir la quinta parte. Sólo la tierra de los sacerdotes no llegó a ser de Faraón.

27. Israel habitó en la tierra de Egipto, en Gosén. Allí adquirieron propiedades y fueron fecundos y se multiplicaron en gran manera.

28. Jacob vivió diecisiete años en la tierra de Egipto; así que los días de Jacob, los años de su vida, fueron 147 años.

29. Cuando a Israel se le acercó el tiempo de morir, llamó a su hijo José y le dijo: "Si he hallado gracia ante tus ojos, por favor, pon ahora tu mano debajo de mi muslo y trátame con misericordia y fidelidad: Por favor, no me sepultes en Egipto.

30. Cuando duerma con mis padres, me llevarás de Egipto y me sepultarás en el sepulcro de ellos." "Haré según tu palabra," le respondió José.

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