2. Pero el Señor estaba con José, que llegó a ser un hombre próspero, y vivía en la casa de su amo el Egipcio.
3. Vio su amo que el Señor estaba con él y que el Señor hacía prosperar en su mano todo lo que él hacía.
4. Así José halló gracia ante sus ojos y llegó a ser su siervo personal, lo hizo mayordomo sobre su casa y entregó en su mano todo lo que poseía.
5. Y sucedió que desde el tiempo que lo hizo mayordomo sobre su casa y sobre todo lo que poseía, el Señor bendijo la casa del Egipcio por causa de José. La bendición del Señor estaba sobre todo lo que poseía en la casa y en el campo.
6. Así que todo lo que poseía lo dejó en mano de José, y con él allí no se preocupaba de nada, excepto del pan que comía. Y era José de gallarda figura y de hermoso parecer.
7. Sucedió después de estas cosas que la mujer de su amo miró a José con deseo y le dijo: "Acuéstate conmigo."
8. Pero él rehusó y dijo a la mujer de su amo: "Estando yo aquí, mi amo no se preocupa de nada en la casa, y ha puesto en mi mano todo lo que posee.
9. No hay nadie más grande que yo en esta casa, y nada me ha rehusado excepto a usted, pues es su mujer. ¿Cómo entonces podría yo hacer esta gran maldad y pecar contra Dios?"
10. Y ella insistía a José día tras día, pero él no accedió a acostarse con ella o a estar con ella.
11. Pero un día que él entró en casa para hacer su trabajo, y no había ninguno de los hombres de la casa allí dentro,
12. entonces ella tomó a José de la ropa, y le dijo: "¡Acuéstate conmigo!" Pero él le dejó su ropa en la mano, y salió huyendo afuera.
13. Cuando ella vio que él había dejado su ropa en sus manos y había huido afuera,
14. llamó a los hombres de su casa y les dijo: "Miren, Potifar nos ha traído un Hebreo para que se burle de nosotros; vino a mí para acostarse conmigo, pero yo grité a gran voz.