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2 Reyes 4:23-37 Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy (NBLH)

23. Y él dijo: "¿Por qué vas hoy a él? No es luna nueva ni día de reposo." Y ella respondió: "Quédate en paz."

24. Entonces ella aparejó el asna y dijo a su criado: "Arrea y anda; no detengas el paso por mí a menos que yo te lo diga."

25. Y ella fue y llegó al hombre de Dios en el Monte Carmelo. Cuando el hombre de Dios la vio a lo lejos, dijo a Giezi su criado: "Mira, allá viene la Sunamita.

26. Te ruego que corras ahora a su encuentro y le digas: '¿Te va bien a ti? ¿Le va bien a tu marido? ¿Le va bien al niño?'" Y ella respondió: "Estamos bien."

27. Pero cuando ella llegó al monte, al hombre de Dios, se abrazó de sus pies. Y Giezi se acercó para apartarla, pero el hombre de Dios dijo: "Déjala, porque su alma está angustiada y el Señor me lo ha ocultado y no me lo ha revelado."

28. Entonces ella dijo: "¿Acaso pedí un hijo a mi señor? ¿No dije: 'No me engañe usted?'"

29. Entonces Eliseo dijo a Giezi: "Prepárate, toma mi báculo en tu mano, y vete. Si encuentras a alguien, no lo saludes, y si alguien te saluda, no le respondas, y pon mi báculo sobre el rostro del niño."

30. Y la madre del niño dijo: "Vive el Señor y vive su alma, que no me apartaré de usted." Entonces Eliseo se levantó y la siguió.

31. Y Giezi se adelantó a ellos y puso el báculo sobre el rostro del niño, pero no hubo voz ni reacción. Así que volvió para encontrar a Eliseo, y le dijo: "El niño no ha despertado."

32. Cuando Eliseo entró en la casa, el niño ya estaba muerto, tendido sobre su cama.

33. Y entrando, cerró la puerta tras ambos y oró al Señor.

34. Entonces subió y se acostó sobre el niño, y puso la boca sobre su boca, los ojos sobre sus ojos y las manos sobre sus manos, y se tendió sobre él; y la carne del niño entró en calor.

35. Entonces Eliseo volvió y caminó por la casa de un lado para otro, y subió y se tendió sobre él; y el niño estornudó siete veces y abrió sus ojos.

36. Eliseo llamó a Giezi y le dijo: "Llama a la Sunamita." Y él la llamó. Cuando ella vino a Eliseo, él le dijo: "Toma a tu hijo."

37. Entonces ella entró, cayó a sus pies y se postró en tierra, y tomando a su hijo, salió.

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