29. Mientras oraba, su cara cambió y su ropa se volvió blanca y brillante.
30. Entonces aparecieron dos hombres: eran Moisés y Elías que conversaban con Jesús.
31. Estaban rodeados de gloria, y hablaban de la partida de Jesús, que iba a ocurrir en Jerusalén.
32. Pedro y sus compañeros se habían quedado dormidos, rendidos por el cansancio. Pero cuando se despertaron, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.
33. Mientras estos hombres se alejaban de Jesús, Pedro le dijo:—Maestro, ¡qué bueno que estemos aquí! Podemos construir tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Pero él no sabía lo que decía.
34. No había terminado de hablar cuando apareció una nube que los envolvió y ellos se llenaron de miedo.