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Lucas 8:34-50 Nueva Biblia al Día (NBD)

34. Los que cuidaban a los cerdos vieron lo que pasó y se fueron a llevar la noticia al pueblo y por los campos.

35. La gente salió a ver lo que había pasado. Al llegar, encontraron a Jesús y, sentado a sus pies, al hombre del que habían salido los demonios. Cuando lo vieron vestido y en su sano juicio, se llenaron de miedo.

36. Los que vieron estas cosas le contaron a la gente cómo había sido sanado el endemoniado.

37. Entonces toda la gente de la región de los gerasenos le pidió a Jesús que se fuera de allí, porque todos tenían mucho miedo.En el momento en que Jesús subía a la barca para irse,

38. el hombre del que habían salido los demonios le suplicó que lo dejara acompañarlo; pero Jesús le dijo:

39. —Vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho por ti.El hombre se fue y le contó a todo el pueblo lo que Jesús había hecho por él.

40. Cuando Jesús regresó, la gente lo recibió con alegría, pues todos lo estaban esperando.

41. En eso llegó un hombre llamado Jairo, que era jefe de la sinagoga. Se arrojó a los pies de Jesús y le suplicó que fuera a su casa,

42. porque su única hija, que tenía doce años, se estaba muriendo.Mientras Jesús iba hacia allá, la gente lo apretujaba.

43. Entre la gente había una mujer que estaba enferma desde hacía doce años. Tenía derrames de sangre y nadie había podido sanarla, a pesar de haber gastado cuanto tenía en médicos.

44. Ella se acercó a Jesús por detrás y le tocó el borde del manto. En ese mismo momento quedó sana.

45. Jesús preguntó:—¿Quién me tocó?Como todos negaban haberlo tocado, Pedro le dijo:—Maestro, es mucha la gente que te aprieta y empuja.

46. Jesús respondió:—Pero alguien me ha tocado; lo sé porque de mí ha salido poder.

47. La mujer, al verse descubierta, fue temblando y se arrojó a los pies de Jesús. Y allí, frente a toda la gente, le contó por qué lo había tocado y cómo en ese mismo momento había quedado sana.

48. Le dijo Jesús:—Hija, tu fe te ha sanado. Vete tranquila.

49. Jesús estaba todavía hablando, cuando llegó alguien de la casa de Jairo, el jefe de la sinagoga, y le dijo:—Tu hija ha muerto. No molestes más al Maestro.

50. Jesús, que lo oyó, le dijo a Jairo:—No tengas miedo; nada más cree y ella se sanará.

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