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Lucas 8:12-29 Nueva Biblia al Día (NBD)

12. Las que cayeron junto al camino representan a los que oyen, pero luego viene el diablo y les quita la palabra del corazón, para que no crean y se salven.

13. La que cayó sobre las piedras representa a los que oyen la palabra y la reciben con alegría, pero como no tienen raíz, creen por un tiempo y después se apartan cuando llega la prueba.

14. La que cayó entre los espinos representa a los que oyen, pero después de un tiempo los ahogan las preocupaciones, las riquezas y los placeres de la vida, y no llegan a madurar.

15. La que cayó en buena tierra representa a los que oyen la palabra con un corazón bueno y sincero. Estos la retienen y, porque perseveran, producen una buena cosecha.

16. »Nadie enciende una lámpara y la cubre con una olla o la pone debajo de la cama. Lo que hace es ponerla en un lugar alto para que los que entren a la casa tengan luz.

17. No hay nada escondido que no llegue a descubrirse, ni hay nada secreto que no llegue a conocerse públicamente.

18. Por eso, pongan mucha atención, pues al que tiene, se le dará más; pero al que no tiene, aun lo que cree tener se le quitará».

19. La madre y los hermanos de Jesús fueron a verlo, pero no podían acercarse a él porque había mucha gente.

20. Entonces le avisaron:—Tu madre y tus hermanos están afuera y quieren verte.

21. Pero él les contestó:—Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios y la obedecen.

22. Un día, Jesús subió a una barca con sus discípulos y les dijo:—Vamos al otro lado del lago. Y partieron.

23. Mientras navegaban, él se quedó dormido. Entonces se desató una tormenta sobre el lago, y la barca comenzó a hundirse poniéndolos a ellos en peligro.

24. Los discípulos fueron a despertar a Jesús y lo llamaron a gritos:—¡Maestro, Maestro, nos estamos hundiendo!Él se levantó y ordenó al viento y a las olas que se calmaran. La tormenta se detuvo y todo quedó tranquilo.

25. Después les dijo a sus discípulos:—¿Dónde está la fe de ustedes?Ellos, llenos de temor y asombro, se decían unos a otros: «¿Quién será este hombre que aun los vientos y el mar lo obedecen?»

26. Siguieron navegando hasta la otra orilla del lago, hasta la región de los gerasenos, frente a Galilea.

27. Al bajar Jesús de la barca, un endemoniado que venía del pueblo le salió al encuentro. Este hombre desde hacía mucho tiempo andaba desnudo y no vivía en una casa sino en los sepulcros.

28. Cuando vio a Jesús, lanzó un grito y cayó de rodillas ante él. Entonces dijo a gran voz:—¿Qué quieres conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡Te ruego que no me atormentes!

29. Decía eso porque Jesús le había ordenado al espíritu maligno que saliera del hombre. Ese espíritu se había apoderado de él muchas veces. Al hombre le ponían cadenas en los pies y en las manos para sujetarlo, y lo mantenían vigilado, pero él rompía las cadenas y el demonio lo hacía huir a lugares solitarios.

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