9. Jesús, al oír aquel mensaje se asombró, y mirando a la gente que lo seguía dijo:—Ni siquiera en Israel he encontrado una fe tan grande.
10. Cuando los enviados regresaron a la casa, encontraron sano al siervo.
11. Poco después, Jesús, acompañado de mucha gente y de sus discípulos, se dirigió a un pueblo llamado Naín.
12. Cuando se acercaba a las puertas del pueblo, vio que llevaban a enterrar a un muerto. Se trataba del único hijo de una viuda, a quien acompañaba mucha gente del pueblo.
13. Al verla el Señor, tuvo compasión de ella y le dijo:—No llores.
14. Se acercó luego y tocó la camilla. Los que la llevaban se detuvieron, y Jesús dijo:—¡Joven, te ordeno que te levantes!
15. Entonces el muerto se levantó y comenzó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre.
16. La gente se llenó de miedo y, alabando a Dios, decía:—Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha venido a ayudar a su pueblo.
17. Lo que Jesús había hecho se supo por toda Judea y sus alrededores.
18. Los discípulos de Juan le contaron todas estas cosas. Él llamó a dos de ellos
19. y los mandó a preguntarle a Jesús:—¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?
20. Cuando ellos se acercaron a Jesús, le dijeron:—Juan el Bautista nos envió a preguntarte: ¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?
21. En ese momento Jesús sanó a muchos que estaban enfermos o sufriendo, a personas que tenían espíritus malos y a muchos ciegos, a los que les dio la vista.
22. Luego les respondió:—Vayan y cuéntenle a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan sanos, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncian las buenas nuevas.
23. ¡Y dichoso el que no tropiece por causa de mí!
24. Cuando se fueron los discípulos de Juan, Jesús comenzó a hablarle a la gente acerca de Juan: «Ustedes, ¿qué salieron a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento?