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Lucas 5:11-28 Nueva Biblia al Día (NBD)

11. Entonces llevaron las barcas a tierra, lo dejaron todo y siguieron a Jesús.

12. Un día que Jesús estaba en un pueblo, se presentó un hombre enfermo de lepra. Al ver a Jesús, se inclinó hasta tocar con su rostro el suelo y le suplicó:—Señor, si quieres, puedes sanarme.

13. Jesús extendió la mano, tocó al hombre y le dijo:—Sí quiero. ¡Queda sano!Y en ese momento se le quitó la lepra.

14. Jesús le ordenó:—No se lo digas a nadie. Ve, preséntate al sacerdote y lleva la ofrenda de purificación que Moisés ordenó, para que les sirva de testimonio.

15. Sin embargo, Jesús se hacía cada vez más famoso, y mucha gente iba para oírlo y para que la sanara de sus enfermedades.

16. Pero él con frecuencia se apartaba a lugares solitarios para orar.

17. Un día que enseñaba, estaban sentados por allí algunos fariseos y maestros de la ley que habían venido de todos los pueblos de Galilea y Judea, y hasta de Jerusalén. Jesús mostraba el poder del Señor sanando a los enfermos.

18. Entonces llegaron unos hombres que llevaban en una camilla a un paralítico. Ellos querían entrar para ponerlo delante de Jesús,

19. pero no podían porque había allí mucha gente. Así que subieron al techo e hicieron un hueco entre las tejas, y bajaron al paralítico en la camilla en medio de la gente, hasta ponerlo frente a Jesús.

20. Cuando vio la fe de ellos, Jesús le dijo al que estaba postrado:—Amigo, tus pecados quedan perdonados.

21. Los fariseos y los maestros de la ley comenzaron a pensar:—¿Quién se cree éste, que dice blasfemias? Sólo Dios puede perdonar pecados.

22. Pero Jesús sabía lo que estaban pensando y les dijo:—¿Por qué piensan así?

23. ¿Qué es más fácil, decirle que sus pecados están perdonados o que se puede levantar y andar?

24. Pues voy a demostrarles que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados.Entonces se dirigió al paralítico y le dijo:—Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.

25. En ese mismo instante, ante los ojos de todos, el hombre tomó la camilla en la que había estado acostado y se fue a su casa alabando a Dios.

26. Todos quedaron asombrados y comenzaron también a alabar a Dios. Y llenos de temor, decían:—Hoy hemos visto cosas maravillosas.

27. Después de esto salió Jesús y vio a un hombre llamado Leví que era recaudador de impuestos. Estaba sentado a la mesa donde cobraba. Jesús le dijo:—Sígueme.

28. Leví se levantó, dejó todo y lo siguió.

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