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Lucas 4:10-27 Nueva Biblia al Día (NBD)

10. pues en la Escritura dice: “Dios enviará a sus ángeles para cuidarte.

11. Ellos te sostendrán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra”.

12. Jesús le respondió:—También en la Escritura dice: “No pongas a prueba al Señor tu Dios”.

13. Después que el diablo trató por todos los medios de hacerlo caer en tentación, se alejó de él por un tiempo.

14. Jesús regresó a Galilea lleno del poder del Espíritu Santo, y adquirió fama por toda la región.

15. Enseñaba en las sinagogas y todos lo admiraban.

16. Cuando llegó a Nazaret, donde se había criado, un sábado fue a la sinagoga, como era su costumbre. Allí se levantó a leer,

17. y le dieron el libro del profeta Isaías. Lo abrió y encontró el lugar donde dice:

18. «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para dar buenas noticias a los pobres. Me ha enviado para anunciar libertad a los presos y dar vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos,

19. para anunciar el año en que el Señor nos dará su favor».

20. Luego cerró el libro, se lo devolvió al encargado y se sentó. Todos los que estaban en la sinagoga tenían los ojos puestos en él.

21. Entonces él comenzó a decirles:—Esta Escritura acaba de cumplirse hoy delante de ustedes.

22. Todos se expresaban bien de él y estaban admirados por las hermosas palabras que él hablaba.Estaban intrigados y se preguntaban:—¿No es éste el hijo de José?

23. Jesús les dijo:—Sin duda ustedes me dirán ese refrán: “Médico, cúrate a ti mismo. Haz aquí, en tu propia tierra, lo que hemos oído que hiciste en Capernaúm”.

24. Pero yo les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su propia tierra.

25. En tiempos de Elías no llovió por tres años y medio y hubo mucha hambre en toda la tierra. En Israel vivían muchas viudas en esa época;

26. sin embargo, a Elías no lo enviaron a ninguna de ellas, sino a una viuda de Sarepta, cerca de la ciudad de Sidón.

27. Y en tiempos del profeta Eliseo había en Israel muchos enfermos de lepra, pero Eliseo no sanó a ninguno de ellos sino sanó a Naamán, que era de Siria.

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