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Lucas 2:26-38 Nueva Biblia al Día (NBD)

26. y le había hecho saber que no moriría sin antes ver al Cristo del Señor.

27. El Espíritu Santo guió a Simeón y fue al templo. Cuando los padres del niño Jesús lo llevaron para cumplir con la costumbre que manda la ley,

28. Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo:

29. «Ahora, Soberano Señor, tu palabra se ha cumplido: ya puedes dejar que este tu siervo muera en paz,

30. porque mis ojos han visto tu salvación,

31. la que has preparado a la vista de todos los pueblos;

32. es la luz que alumbrará a las naciones y la gloria de tu pueblo Israel».

33. El padre y la madre del niño se quedaron asombrados de lo que decía de él.

34. Simeón los bendijo y le dijo a María, la madre de Jesús: «Este niño ha sido enviado para hacer que muchos caigan o se levanten en Israel. Él será una señal y muchos se le opondrán,

35. así se conocerán las intenciones de cada uno. Esto será para ti como una espada que te atravesará el alma».

36. También estaba en el templo una profetisa, Ana, hija de Penuel, que pertenecía a la tribu de Aser. Era muy anciana. Cuando era joven, había vivido con su esposo siete años,

37. pero entonces quedó viuda y ahora ya tenía ochenta y cuatro años de edad. Nunca salía del templo; se pasaba noche y día adorando a Dios con ayunos y oraciones.

38. Ana llegó también en aquel mismo momento, dio gracias a Dios y comenzó a hablar del niño a todos los que esperaban que Dios liberara a Jerusalén.

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