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Lucas 2:19-37 Nueva Biblia al Día (NBD)

19. Pero María guardaba todas estas cosas en su corazón y no dejaba de pensar en ellas.

20. Los pastores regresaron dando la gloria a Dios y alabándolo por lo que habían visto y oído. Todo sucedió tal como se les había dicho.

21. Ocho días más tarde fueron a circuncidar al niño, y le pusieron el nombre de Jesús, tal como el ángel le había dicho a María antes de quedar embarazada.

22. Cuando llegó el día en que, según la ley de Moisés, ellos debían purificarse, José y María llevaron al niño a Jerusalén para presentárselo al Señor.

23. Así lo hicieron para cumplir con la ley del Señor, que dice: «Siempre que el primer hijo sea varón, deberán dedicárselo al Señor».

24. También fueron a ofrecer el sacrificio que manda la ley del Señor, que dice: «un par de tórtolas o dos pichones».

25. En aquel tiempo había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso. Vivía con la esperanza de que Dios libertara a Israel. El Espíritu Santo estaba con él

26. y le había hecho saber que no moriría sin antes ver al Cristo del Señor.

27. El Espíritu Santo guió a Simeón y fue al templo. Cuando los padres del niño Jesús lo llevaron para cumplir con la costumbre que manda la ley,

28. Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo:

29. «Ahora, Soberano Señor, tu palabra se ha cumplido: ya puedes dejar que este tu siervo muera en paz,

30. porque mis ojos han visto tu salvación,

31. la que has preparado a la vista de todos los pueblos;

32. es la luz que alumbrará a las naciones y la gloria de tu pueblo Israel».

33. El padre y la madre del niño se quedaron asombrados de lo que decía de él.

34. Simeón los bendijo y le dijo a María, la madre de Jesús: «Este niño ha sido enviado para hacer que muchos caigan o se levanten en Israel. Él será una señal y muchos se le opondrán,

35. así se conocerán las intenciones de cada uno. Esto será para ti como una espada que te atravesará el alma».

36. También estaba en el templo una profetisa, Ana, hija de Penuel, que pertenecía a la tribu de Aser. Era muy anciana. Cuando era joven, había vivido con su esposo siete años,

37. pero entonces quedó viuda y ahora ya tenía ochenta y cuatro años de edad. Nunca salía del templo; se pasaba noche y día adorando a Dios con ayunos y oraciones.

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