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Lucas 2:10-29 Nueva Biblia al Día (NBD)

10. Pero el ángel les dijo: «¡No tengan miedo! Les traigo buenas noticias que van a llenar de alegría a todo el pueblo:

11. Hoy ha nacido, en la ciudad de David, su Salvador, que es Cristo el Señor.

12. Se darán cuenta de que es él, porque lo encontrarán envuelto en pañales y acostado en un pesebre».

13. De repente aparecieron muchos ángeles del cielo que alababan a Dios y decían:

14. «Gloria a Dios en las alturas,y paz en la tierra para los que gozan de su buena voluntad».

15. Cuando los ángeles volvieron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: «Vamos a Belén, a ver esto que ha pasado y que el Señor nos ha anunciado».

16. Fueron de prisa y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.

17. Cuando lo vieron, contaron lo que les habían dicho acerca del niño.

18. Todos los que oyeron se quedaron asombrados de lo que decían los pastores.

19. Pero María guardaba todas estas cosas en su corazón y no dejaba de pensar en ellas.

20. Los pastores regresaron dando la gloria a Dios y alabándolo por lo que habían visto y oído. Todo sucedió tal como se les había dicho.

21. Ocho días más tarde fueron a circuncidar al niño, y le pusieron el nombre de Jesús, tal como el ángel le había dicho a María antes de quedar embarazada.

22. Cuando llegó el día en que, según la ley de Moisés, ellos debían purificarse, José y María llevaron al niño a Jerusalén para presentárselo al Señor.

23. Así lo hicieron para cumplir con la ley del Señor, que dice: «Siempre que el primer hijo sea varón, deberán dedicárselo al Señor».

24. También fueron a ofrecer el sacrificio que manda la ley del Señor, que dice: «un par de tórtolas o dos pichones».

25. En aquel tiempo había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso. Vivía con la esperanza de que Dios libertara a Israel. El Espíritu Santo estaba con él

26. y le había hecho saber que no moriría sin antes ver al Cristo del Señor.

27. El Espíritu Santo guió a Simeón y fue al templo. Cuando los padres del niño Jesús lo llevaron para cumplir con la costumbre que manda la ley,

28. Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo:

29. «Ahora, Soberano Señor, tu palabra se ha cumplido: ya puedes dejar que este tu siervo muera en paz,

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