21. y hasta los perros se las lamían. A él le habría gustado llenarse el estómago con lo que caía de la mesa del rico.
22. »Un día, el mendigo murió y los ángeles lo llevaron junto a Abraham. El rico murió también y lo enterraron.
23. En el infierno, en medio de sus tormentos, el rico vio a lo lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él.
24. Entonces lo llamó a gritos: “Padre Abraham, ten compasión de mí. Manda a Lázaro a que moje la punta de su dedo en agua y me refresque la lengua, porque estoy sufriendo mucho en este fuego”.
25. »Pero Abraham le respondió: “Hijo, recuerda que cuando ustedes vivían, a ti te fue muy bien pero a Lázaro muy mal. Ahora a él le toca recibir consuelo aquí y a ti te toca sufrir.
26. Además, entre ustedes y nosotros hay un gran abismo, y nadie puede venir de allá para acá ni ir de aquí para allá”.
27. »El rico, le dijo: “Padre Abraham, entonces te suplico que mandes a Lázaro a la casa de mi padre,
28. para que avise a mis cinco hermanos, y no vengan ellos también a este lugar de tormento”.