25. Ella decía: «El Señor me ha mostrado su bondad haciendo que yo vaya a tener un hijo y así la gente ya no me despreciará».
26. A los seis meses, Dios envió al ángel Gabriel al pueblo de Nazaret, que pertenecía a la región de Galilea.
27. Fue a visitar a una joven virgen llamada María, que estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José, que era descendiente del rey David.
28. El ángel entró donde ella estaba y le dijo:—¡Te saludo, a ti que has recibido la bendición de Dios! El Señor está contigo.
29. María se sorprendió al escuchar estas palabras, y se preguntaba qué significaría ese saludo.
30. El ángel le dijo:—No tengas miedo, María, porque Dios te ha concedido su favor.
31. Vas a quedar embarazada y tendrás un hijo, y lo llamarás Jesús.
32. Él será un gran hombre, y le darán el título de Hijo del Altísimo. Dios el Señor lo hará rey como hizo rey a su antepasado David,
33. y reinará para siempre sobre el pueblo de Jacob. Su reinado no tendrá fin.
34. María le preguntó al ángel:—¿Cómo va a suceder esto, puesto que soy virgen?
35. El ángel le contestó:—El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por lo tanto, al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios.
36. También tu parienta Elisabet, a pesar de ser anciana, va a tener un hijo. La gente decía que ella era estéril, y desde hace seis meses está embarazada,
37. pues para Dios no hay nada imposible.
38. María dijo:—Soy la esclava del Señor. Que él haga conmigo como tú me has dicho.Y entonces el ángel se fue.
39. Pocos días después, María se fue de prisa a un pueblo en la región montañosa de Judea.
40. Llegó a la casa de Zacarías y, al entrar, saludó a Elisabet.
41. Cuando Elisabet oyó el saludo de María, la criatura saltó dentro de ella. Entonces Elisabet, llena del Espíritu Santo,
42. dijo en voz muy fuerte:—Dios te ha bendecido más a ti que a todas las mujeres, y también ha bendecido al hijo que darás a luz.
43. ¿Cómo es que la madre de mi Señor ha venido a visitarme?
44. En el momento en que escuché tu saludo, la criatura que llevo dentro de mí saltó de alegría.