9. Ni siquiera Miguel, el jefe de los ángeles, hizo algo así. Cuando peleaba con el diablo para quedarse con el cuerpo de Moisés, no se atrevió a maldecir ni a insultar al diablo, sino que le dijo: «El Señor te reprenda».
10. Pero estos individuos hablan mal de lo que no conocen y, como las bestias, siguen sus instintos; y eso es lo que los destruye.
11. ¡Ay de ellos!, porque siguen el ejemplo de Caín, se entregan al error de Balán por ganar dinero y morirán como Coré por desobedecer a Dios.
12. Cuando estas personas asisten a las comidas fraternales de ustedes, comen y beben hasta más no poder, sin pensar en los demás. Son como nubes sin agua arrastradas por el viento. Son como árboles sin frutos en tiempo de cosecha; han sido arrancados de raíz y están totalmente muertos.
13. Son como las olas del mar turbulento que arrojan a la playa la espuma de sus suciedades vergonzosas. Son como estrellas errantes a las que sólo les espera la más densa y eterna oscuridad.
14. Enoc, que fue el séptimo desde Adán, profetizó de ellos lo siguiente: «Miren, el Señor viene con millares y millares de ángeles
15. a juzgar a todos y a reprender a los pecadores malvados, por las terribles cosas que han hecho, y las cosas que han dicho contra él».