15. ¡Es la raíz que plantaste con tu diestra! ¡Es el vástago que has criado para ti!
16. Porque nuestros enemigos nos han destrozado y quemado. ¡Que perezcan ellos con un solo movimiento de tus ojos!
17. Fortalece al que amas, al hijo elegido por ti,
18. y jamás te volveremos a abandonar. Revívenos para que volvamos a invocar tu nombre.
19. Vuélvenos de nuevo a ti, oh Dios todopoderoso. Míranos con rostro resplandeciente; sólo entonces seremos salvos.