2. Dios resplandece desde Sión, la ciudad bella y perfecta.
3. Nuestro Dios, con rugir de trueno se acerca; todo lo destruye con fuego a su paso, y en torno suyo ruge la tormenta.
4. El cielo y la tierra serán sus testigos cuando él juzgue a su pueblo:
5. «Reúnan a mi pueblo: a los que han hecho un pacto conmigo mediante un sacrificio».
6. El cielo proclama la justicia divina, porque Dios mismo es el juez.
7. ¡Escucha, pueblo mío, que voy a hablar! Éstas son mis acusaciones en contra tuya, Israel. ¡Porque yo soy Dios, el Dios tuyo!
8. No tengo queja alguna por los sacrificios o las ofrendas quemadas que traes a mi altar, pues los traes con regularidad.
9. Pero no son los toros de tu establo ni las cabras de tu aprisco lo que quiero;
10. pues todos los animales del bosque son míos, y del ganado de mil colinas yo soy dueño.
11. Cada ave de los montes y todos los animales del campo me pertenecen.
12. Si tuviera hambre, no te lo diría; porque mío es el mundo y todo lo que en él hay.
13. No necesito tus toros de sacrificios ni la sangre de tus machos cabríos.
14. Lo que quiero de ti es verdadera gratitud a Dios; quiero que cumplas tus promesas al Altísimo.
15. Confía en mí en tus tribulaciones para que yo te libre y puedas darme la gloria.