3. No fue con su espada, ni por su propia fuerza y habilidad que vencieron, sino por tu gran poder y porque tú les sonreíste y los favoreciste.
4. Tú eres mi rey y mi Dios. Ordena victorias para tu pueblo.
5. Porque sólo por tu poder y mediante tu nombre pisoteamos a nuestros enemigos y los hacemos retroceder.
6. No confío yo en mis armas: jamás podrían salvarme.
7. Sólo tú puedes darnos el triunfo sobre aquellos que nos odian y humillarlos.
8. ¡Dios, por siempre te glorificaremos! ¡Por siempre alabaremos tu nombre!
9. Y sin embargo, por un tiempo, SEÑOR, nos has echado a un lado con deshonra, sin salir con nuestros ejércitos a la batalla.
10. Nos hiciste retroceder ante nuestros enemigos. Los que están en contra nuestra, han saqueado nuestros campos.
11. Nos has tratado como ovejas de matadero, y nos esparciste entre las naciones.