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Salmos 18:31-47 Nueva Biblia al Día (NBD)

31. Porque, ¿quién es Dios sino nuestro SEÑOR? ¿Quién es la roca sino nuestro Dios?

32. Él me llena de fortaleza y me protege por dondequiera que voy.

33. Hace mis pies tan seguros como los de la cabra montés en las laderas. Me lleva a salvo por los riscos.

34. Me prepara para la batalla y me da fuerza para tensar un arco de bronce.

35. Me has dado tu salvación como escudo. Tu mano derecha, SEÑOR, me sostiene; tu bondad me ha engrandecido.

36. Has hecho amplias gradas bajo mis pies para que no resbale.

37. Perseguí a mis enemigos, los alcancé, y no me volví hasta vencerlos a todos.

38. Los aplasté. Ya no pudieron levantarse. Les puse el pie sobre el cuello.

39. Porque tú me has armado con fuerte armadura para la batalla. Mis enemigos tiemblan ante mí y caen derrotados a mis pies.

40. Los hiciste volverse y huir; destruí a cuantos me odiaban.

41. Gritaron pidiendo ayuda, pero nadie se atrevió a rescatarlos; clamaron al SEÑOR, pero él se negó a responderles.

42. De modo que los hice polvo y los lancé al viento. Los arrojé como basura del piso.

43. Me diste la victoria en toda batalla. Vinieron las naciones y me sirvieron. Hasta los que yo no conocía vinieron a postrarse ante mí.

44. Extranjeros que nunca me han visto se someten al instante.

45. Temblorosos de miedo salen de sus fortalezas.

46. ¡Dios vive! Alaben al que es mi gran roca. ¡Exaltado sea Dios mi Salvador!

47. Es el Dios que castiga a quienes me dañan y somete a las naciones ante mí.

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