14. ¡Gracias por haberme hecho tan admirable! Es admirable pensar en ello. Maravillosa es la obra de tus manos, y eso lo sé muy bien.
15. Tú me observaste cuando en lo más recóndito era yo formado.
16. Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos.
17. ¡Cuán preciosos son los pensamientos que tienes de mí, oh Dios! ¡Son innumerables!