82. Mis ojos se esfuerzan por ver cumplidas tus promesas. ¿Cuándo me consolarás?
83. Parezco odre marchito por el humo, agotado de esperar. Pero todavía me aferro a tus leyes y las obedezco.
84. ¿Cuánto tendré que esperar hasta que castigues a quienes me persiguen?
85. Estos orgullosos que detestan tu verdad y tus leyes han cavado profundos pozos para que yo caiga.
86. Todos tus mandamientos son confiables. Protégeme de aquellos que sin razón me persiguen.
87. Casi habían acabado conmigo, y sin embargo me negué a ceder y a desobedecer tus leyes.
88. Por tu gran amor, salva mi vida; entonces podré seguir obedeciendo tus decretos.
89. Tu palabra, SEÑOR, es eterna, y permanece firme en el cielo.