117. Sóstenme, y estaré a salvo; y meditaré en tus decretos continuamente.
118. Tú rechazas a los que se desvían de tus decretos, porque sólo maquinan falsedad.
119. Tú desechas como escoria a los malvados de la tierra; por eso amo tus decretos.
120. El temor a ti me hace temblar; temo tus juicios.
121. No me abandones en manos de mis enemigos, porque yo he hecho lo recto y justo.
122. Asegura una bendición para mí. No permitas que los orgullosos me opriman.