Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Salmos 119:111-127 Nueva Biblia al Día (NBD)

111. Tus decretos son mi tesoro; son el deleite de mi corazón.

112. Cumpliré tus normas para siempre y hasta el fin.

113. Aborrezco a los que no se deciden a obedecerte; pero mi elección es clara: amo tu ley:

114. Tú eres mi refugio y mi escudo; y tus promesas son mi única fuente de esperanza.

115. Apártense de mi camino, gente perversa, que quiero obedecer los mandamientos de mi Dios.

116. SEÑOR, sóstenme como lo prometiste, y viviré; no defraudes mis esperanzas.

117. Sóstenme, y estaré a salvo; y meditaré en tus decretos continuamente.

118. Tú rechazas a los que se desvían de tus decretos, porque sólo maquinan falsedad.

119. Tú desechas como escoria a los malvados de la tierra; por eso amo tus decretos.

120. El temor a ti me hace temblar; temo tus juicios.

121. No me abandones en manos de mis enemigos, porque yo he hecho lo recto y justo.

122. Asegura una bendición para mí. No permitas que los orgullosos me opriman.

123. Mis ojos se nublan en espera de tu liberación; en espera del cumplimiento de tu promesa.

124. Soy tu siervo, trátame de acuerdo a tu gran amor; y enséñame tus decretos.

125. Dame entendimiento, soy tu siervo; y así conoceré tus decretos.

126. SEÑOR, ya es tiempo de que actúes. Porque estos malvados han violado tus leyes.

127. Verdaderamente amo tus mandamientos más que el oro finísimo.

Leer capítulo completo Salmos 119