26. ¡Mira como navegan los barcos, y al Leviatán que tú hiciste para que jugara en el mar!
27. Cada uno de estos animales espera de ti que a su tiempo le des su alimento.
28. Tú se lo das, y ellos lo recogen. Abres tu mano para alimentarlos, y ellos quedan satisfechos.
29. Pero si te apartas de ellos, se aterran; si les quitas el aliento, mueren y vuelven al polvo.
30. Envías entonces tu Espíritu y nace nueva vida, para volver a llenar de seres vivientes la tierra.
31. Que la gloria del SEÑOR dure para siempre. El SEÑOR se alegra en todo lo que ha creado.
32. Él mira la tierra y la hace temblar; las montañas se incendian cuando él las toca.
33. Cantaré al SEÑOR mientras viva. Alabaré al SEÑOR mientras me quede aliento.
34. Deseo que a él le agraden todos estos pensamientos, pues él es la fuente de toda mi alegría.
35. Desaparezcan de la tierra todos los pecadores; que los malvados desaparezcan para siempre. ¡Alaba, alma mía, al SEÑOR! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el SEÑOR!