29. No digas, «¡Ahora me desquitaré de todo el mal que me hizo!»
30. Pasé junto al campo del perezoso, junto a la viña del que no tiene sentido común.
31. Había espinas por todas partes; la hierba cubría el terreno, y su cerca de piedras estaba derrumbada.
32. Entonces, mientras miraba y pensaba en esto, aprendí esta lección:
33. Un poquito más de sueño, otra pequeña siesta, cruza los brazos para descansar…
34. ¡y te asaltará la pobreza como un ladrón, y la escasez como un bandido armado!