11. porque su Defensor es muy poderoso, él mismo será tu acusador.|11
12. Dedica tu corazón y tus oídos a la disciplina y al conocimiento.|12
13. No dejes de corregir al joven; unos cuantos azotes no lo matarán.
14. La corrección física puede salvarlo de la muerte.|13
15. Hijo mío, qué gozo tendré si llegas a ser un hombre sabio;
16. hasta en lo más profundo de mi ser me alegraré cuando hables con justicia y rectitud.|14